¿DONDE VOTO?

Cada uno tiene su vaca - Descubre la tuya (Fábula Colombiana)

ÉXITO... ¿Qué necesitamos para lograrlo? A qué se debe que algunas personas lo alcancen casi sin esfuerzo, mientras que otras no consiguen acercarse a él a pesar de trabajar arduamente? Todos los triunfadores comparten algo: no tienen excusas. No buscan justificaciones. No se quejan de sus circunstancias ni inventan culpas para explicar por qué no han alcanzado sus metas. Simplemente actúan y hacen lo necesario para que las cosas ocurran; no siempre triunfan al primer intento, pero nunca se dan por vencidos. El fracaso no es el enemigo del éxito! El verdadero enemigo del éxito es la mediocridad: encontramos una zona de comodidad, nos acostumbramos a ella y dejamos pasar de largo grandes oportunidades que la Vida nos ofrece. Las caídas y los fracasos son parte del camino que nos lleva a la realización de nuestras metas. Nos dan la oportunidad de aprender grandes lecciones. Si no fuera por los fracasos, no nos daríamos cuenta de los hábitos que debemos cambiar o de las conductas que necesitamos corregir para continuar avanzando. Las adversidades engendran éxito. En cambio, de la mediocridad... no hay nada que podamos aprender de ella. Hemos aprendido a temerle tanto a las caídas, que en nuestro afán por evitarlas, terminamos por contentarnos con segundos lugares. Para lograr resultados extraordinarios, primero tenemos que deshacernos de todas las excusas que nos impiden utilizar nuestro verdadero potencial. La vaca simboliza toda excusa, hábito, pretexto o justificación que nos impide vivir en plenitud. Qué pasará cuando decidas deshacerte de estas creencias que te limitan? El resultado será una vida libre de vacas, libre de mediocridad, dispuestos a aceptar los logros reservados para aquellas personas que se atreven a soñar en grande! Si, cuando termines de leer esta fábula, descubres que no aprendiste nada... entonces, esa es tu vaca! Cuenta la historia que Mac, un experimentado y viejo maestro deseaba enseñarle a uno de sus jóvenes estudiantes, Tatto, los secretos de vivir una vida plena y feliz. Mac pensó que la primera lección debía ser entender la razón por la cual muchas personas viven atadas a una vida de conformismo y mediocridad. El joven debía ver por sí mismo lo que sucede cuando permitimos que la mediocridad gobierne nuestras vidas. Mac decidió que aquella misma tarde saldrían en busca de alguno de los parajes más pobres de Vulcano, el planeta donde vivían. El sabio maestro le solicito a Tatto que buscara la más humilde de todas las viviendas de la zona, la cual seria su aposento para aquella noche. Luego de mucho caminar, hallaron una casucha, a poco de derrumbarse, la cual pertenecía a la familia más pobre de Vulcano. La basura se acumulaba a su alrededor, por lo que le daba un aspecto decadente y repulsivo. El dueño salió al encuentro del joven y el maestro. - Será posible para dos cansados viajeros encontrar posada en su hogar esta noche? - Bueno... hay poco espacio, pero son bienvenidos! –contesto el anfitrión- Grande fue su sorpresa al ver que en apenas 10 m² vivían ocho personas. El matrimonio, cuatro hijos y dos abuelos trataban de acomodarse en el piso para dormir en aquel reducido y sucio espacio. Sus ropas, viejas y remendadas y la suciedad que ceñía sus cuerpos eran la evidencia de la profunda miseria que allí reinaba. Sus miradas tristes y sus cabezas bajas eran señal de que la pobreza también había encontrado albergue en su interior. La familia contaba con una extraordinaria posesión: una vaca... No era gran cosa, pero la vida de ellos giraba en torno al animal. “Le dieron de comer a la vaca?” Preguntaba uno de los pequeños. “Asegúrense de que la vaca ha tomado suficiente agua!” afirmó el padre. “Está atada la vaca?” preguntó la abuela. “Niños, a ordeñar a la vaca!” apuntaló la madre. Ciertamente, la vaca era el centro de aquella familia, a pesar de la escasa leche que producía, la cual no alcanzaba para sobrevivir. La vaca parecía servir a un propósito aún mayor: era lo único que los separaba de la miseria total... Al amanecer del día siguiente, los dos viajeros se dispusieron a seguir su camino. Lo único que habían visto era una vida rodeada por el conformismo y mediocridad. Tatto, el joven aprendiz, no comprendía cuál era la causa que originaba tal estado de abandono. Lentamente, el maestro caminó en dirección al animal, saco la daga que llevaba en su bolsa y con un movimiento rápido y certero le proporcionó una herida mortal, lo que ocasionó que la vaca se derrumbara instantáneamente. - “Qué has hecho, Maestro?” dijo Tatto, con una inmensa angustia, tratando de no despertar a nadie de la familia. “Qué lección es ésta, que deja a una familia en la ruina total?” Cómo has podido matar a la pobre vaca, que era su única posesión?” Qué sucederá con ellos ahora? Cómo sobrevivirán?” Tatto estaba tan perplejo, como acongojado. Los días siguientes fueron sobresaltantes para Tatto. Sin la vaca, la familia seguramente moriría de hambre... “Era su única fuente de sustento”, pensaba... Un año más tarde, Mac llamó al joven y le propuso volver a aquel lugar de Vulcano, para ver qué había sucedido con la familia... Sus esfuerzos por localizar la casucha fueron en vano. Buscaron incesantemente hasta el atardecer... El lugar parecía ser el mismo, pero ahora se levantaba en aquel predio una casa grande, construida recientemente... Adónde habrían ido a parar aquel hombre y su familia? Grande fue su sorpresa cuando vieron salir de la casa al mismo hombre, aunque con otra cara. Sus ojos brillaban, su ropa limpia acompañaba su aseo y la amplia sonrisa rozagante parecía mostrar que algo bueno había ocurrido. Inmediatamente los invitó a pasar y a contarles los pormenores de una historia que cambiaría su vida para siempre. Coincidentemente el mismo día de su partida, algún maleante envidioso de su escasa fortuna había degollado salvajemente a su vaca. - “Nuestra primera reacción, fue de desesperación y desasosiego”, explicó. “Sin embargo, poco después de aquel trágico día nos dimos cuenta de que, a menos que hiciéramos algo, nuestra vida estaría en peligro. Necesitábamos buscar otras fuentes de alimentos para nuestros hijos. Así que limpiamos el patio, conseguimos unas semillas de hortalizas y legumbres que sembramos y con ello nos alimentamos”. Tatto no podía dar crédito de lo que escuchaba! - “La granja producía mucho más de lo que necesitábamos para nuestro propio sustento. Por ello, decidimos venderle a nuestros vecinos y con la ganancia compramos más semillas. Poco después, vimos que el sobrante de la cosecha alcanzaba para venderlo en el mercado del pueblo. La trágica muerte de nuestra vaca, nos abrió las puertas a una nueva vida”. - “Crees que si esta familia tuviese aún su vaca, habría logrado todo esto?” susurró Mac a su alumno. “La vaca, además de ser su única posesión, era también la cadena que los mantenía atados a una vida de conformismo y mediocridad”. - “Exacto!”, exclamó Tatto, “la vaca que ellos veían como una bendición les daba la sensación de no estar en la pobreza total, cuando en realidad vivían en la miseria”. - “Así sucede cuando te convences de que lo poco que tienes es más que suficiente. El conformismo se apodera de tu vida y se convierte en una cadena que no te permite buscar algo mejor. Es fácil caer presa del dar gracias que por lo menos cuentas con algo cuando hay tantos que no tienen nada. Al igual que la vaca, ésta actitud no te permitirá progresar, a menos que te deshagas de ella!” Al comenzar su recorrido de vuelta, Mac agregó: “todos tenemos vacas en nuestras vidas. Llevamos a cuestas creencias, excusas y justificaciones que nos mantienen atados a una vida de mediocridad. Damos pretextos para explicar por qué no estamos viviendo la vida que queremos. Damos justificaciones que son un falso sentido de seguridad cuando frente a nosotros tenemos un mundo de oportunidades por descubrir, las cuales sólo podremos alcanzar si decidimos librarnos de nuestras limitaciones!”